La izquierda francesa a la víspera de las elecciones presidenciales

Los casi cinco años de la presidencia de Hollande han dejado a la izquierda en unasituación de desorganización e, incluso, han intoxicado hasta la misma idea de la izquierda.

Con la implementación de la ley del trabajo neoliberal que desafía la esencia de la negociación colectiva, y el estado de emergencia casi permanente, el gobierno francés liderado por el Partido Socialista, abandonó la mayor parte de las cosas que la izquierda ha defendido siempre, destruyendo la credibilidad de todas las distintas corrientes a los ojos de un número creciente de ciudadanos.
A pesar de las mayores movilizaciones en más de una década, lideradas por los sindicatos, y la aparición del movimiento Nuit Debout que reclama una política diferente, las encuestas muestran unánimemente que todos los partidos que reclaman pertenecer a la izquierda no superan el 30%. Dejando así las elecciones presidenciales a la derecha conservadora y a la extrema derecha. Esta situación peligrosa llevó a algunas personalidades de partidos progresistas a iniciar un proceso de reuniones a principios de 2016 para tratar de unirse con el fin de prevenir un desastre.

Intentos para la creación de unas primarias amplias de la izquierda

El líder del PCF, Pierre Laurent, respondió positivamente al llamado de realizar unas primarias de la izquierda, propuestas en enero de 2016 por el economista Thomas Piketty, al tiempo que se refirió a la gravedad de la situación para justificar su movimiento hacia ese mecanismo electoral ajeno a la cultura del partido. Se realizaron encuentros públicos y privados con políticos de Europe Ecologie – Les Verts, el ala izquierda del Partido Socialista y representantes de Ensemble (componente del Front de Gauche) para tratar de determinar unos valores comunes y  propuestas para sentar las bases para la creación de unas primarias amplias en la izquierda.
Al principio hubo una confusión con respecto a quién iba a poder participar en ellas. ¿Debía ser la coalición tan amplia como para dar la bienvenida al Presidente Hollande a competir, o debería ser la oposición a la Ley del Trabajo el criterio para la participación? Jean-Luc Mélenchon utilizó el espacio abierto por este debate estratégico para rechazar la idea misma de unas primarias de la izquierda y lanzó en cambio su propia campaña. Al hacerlo, socavó considerablemente la posibilidad de que se produjera, por un lado, tal competencia y, por el otro, que cambiara el paisaje político tradicional. 
Decidió no postularse como candidato de su partido, el Parti de Gauche, sino como el representante de un nuevo movimiento político llamado Francia Insumisa (France Insoumise) dispuesto a ir más allá de la política partidaria. Este tipo de organización es nueva en el panorama político francés. Es evidente que encuentra inspiración en Podemos, especialmente en lo que se refiere a la división estructural que presenta (personas versus oligarquía). En cuanto a su programa, contiene una parte importante del del Front de Gauche, así como una clara orientación hacia la transformación ecológica del tejido productivo del país – con un ambicioso objetivo de lograr el 100% de las energías renovables para 2050. La transición energética es una herramienta para reducir, al mismo tiempo, las desigualdades sociales.

Candidatura unitaria fuera de alcance

Los esfuerzos por construir una candidatura unitaria de la izquierda, incluso con la oposición a la Ley del Trabajo como brújula, no tuvieron éxito. Los Verdes decidieron tener unas primarias propias y postularse solos en un intento de superar la crisis existencial a la que se enfrentan. Los socialistas estaban divididos al respecto, con la dirección del partido jugando un juego ambiguo para retrasar lo más posible su compromiso –o incluso para hacerlo imposible-, mientras que los izquierdistas del partido estaban al principio dispuestos a participar. Resultó que el PS tendrá elecciones primarias en enero, junto con los llamados frondeurs (un grupo que se opone con más o menos firmeza a las políticas sociales y económicas del gobierno). 
Los delegados del PCF votaron en contra de la recomendación de Pierre Laurent y en favor de una candidatura comunista con una cómoda mayoría del 55%. Pero un par de semanas más tarde, el 25 de noviembre, en un giro impredecible de los acontecimientos, los miembros del partido finalmente decidieron apoyar a Jean-Luc Mélenchon como candidato con una mayoría del 53,6%, sin embargo, sin unirse a su movimiento político. Es demasiado pronto para decir lo que esto significa en términos de organización concreta para la campaña. Los miembros de Ensemble votaron lo mismo un poco antes.

Las líneas divisorias están claras

Lo que estamos presenciando ahora es un encuentro de las fuerzas políticas del Frente de Gauche de una manera mucho menos estable que hace cinco años. Las líneas divisorias son claras y pueden hacer que la campaña sea un poco complicada, para nombrar sólo algunos aspectos: las centrales nucleares, la Unión Europea, la visión de la laicidad, la competencia sobre las circunscripciones entre el PCF y el France Insoumise para las elecciones legislativas. Sólo podemos esperar que prevalezca el buen sentido, en un contexto de una derecha conservadora fuerte y radicalizada y de una extrema derecha social-chauvinista bien anclada. 
La cuestión de cómo la izquierda proceda a su necesaria reconfiguración después de las elecciones presidenciales está tan abierta como borrosa. El Partido Socialista ha entrado en una fase de pasokisación y por lo tanto no desempeñará el papel principal que tiene desde los años 80. Nadie puede decir de forma segura qué es lo que pasará, pero mucho dependerá del grado de éxito de France Insoumise.

Observación:

  1. Después de dimitir Emmanuel Macron de su cargo en el gobierno francés, ha lanzado su campaña y ha declarado en muchas ocasiones que su programa no es ni "de izquierda ni de derecha". Por lo tanto, decidimos no incluirlo como parte de la izquierda francesa. Tanto su programa como su estrategia podrían compararse con los de Ciudadanos en España.

Traducción: José Luis Martínez Redondo