Las elecciones de Berlín, 2016

Desde una perspectiva de izquierda, los resultados de las elecciones del Estado de Berlín, celebradas el 18 de septiembre el año 2016, puede ser percibido como un éxito debido al buen desempeño de Die Linke. Sin embargo, mirando el alto nivel de aprobación para el AfD (Alternative für Deutschland – Alternativa para Alemania), también son motivo de preocupación.

Un resumen sinóptico de los resultados de las elecciones

Al conseguir un 21,6% de los votos, el SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania) logró mantener su posición como partido más fuerte de Berlín. Pero perdió casi el 7% de sus votantes, con lo que este resultado se convierte en un nuevo mínimo histórico para el partido en Berlín.
Lo mismo se puede decir de la CDU (Unión Demócrata Cristiana – conservadores) que obtuvo el 17,6% y por lo tanto se situó, por primera vez, por debajo de la marca del 20%.
Además, los Verdes perdieron electores y con el 15,2% ocupan ahora el cuarto lugar detrás de DIE LINKE (La Izquierda).
Die Linke alcanzó el 15,6%, por lo que logró mejorar claramente su índice de aprobación en comparación con las elecciones de 2011. En la parte oriental de la ciudad, el partido obtuvo el 25% y en Occidente 10%. Este último es un fenómeno nuevo. Como sucedió previamente en Hamburgo y Bremen, Die Linke logró atraer y mantener a los antiguos votantes de los Verdes también en Berlín. Los Piratas no superaron el umbral del 5%. Una gran parte del electorado de los Piratas dieron su voto a Die Linke ya que su partido se había desintegrado y algunos miembros prominentes del partido habían declarado su apoyo a Die Linke. El FDP (Partido Democrático Libre; liberales), a su vez, ha logrado recuperar la representación en el parlamento de este Estado, después de no haber tenido representación en este parlamento en la última legislatura.
El verdadero ganador de las elecciones, sin embargo, es el partido que se ve como el oponente de nuestra democracia parlamentaria – la Alternativa para Alemania. A pesar de no lograr más de un 20% como lo hizo en los grandes estados territoriales de Alemania del Este, el partido obtuvo el apoyo de 230.000 electores; 70.000 de los cuales habían sido previamente no votantes. Por lo tanto, es la AfD la que ha logrado movilizar el mayor número de votantes que habían dejado de tomar parte en los procesos políticos, por lo menos a utilizar su derecho a votar. Casi 40.000 nuevos votantes de la AFD vinieron de la CDU, 24.000 de los socialdemócratas, 16.000 de la izquierda, 4.000 de los verdes y 46.000 de otras partes. Los resultados de la AFD en Berlín han demostrado que este partido también es capaz de convertirse en el partido más fuerte en la periferia de las áreas metropolitanas, especialmente en las zonas más desfavorecidas, tal como en Marzahn donde se ubica 0,1% por encima de Die Linke. A largo plazo también se establecerá en las zonas urbanas, que están sufriendo la devaluación socio-estructural y cultural.

Los aspectos específicos de Berlín

Con el fin de comprender plenamente el papel particular de Berlín y los resultados de las elecciones, es necesario tener en cuenta algunas de las especificidades de la ciudad que tienen una influencia sobre las elecciones. Berlín es un estado y un municipio, así como la sede del Gobierno Federal. Por lo tanto, cuando se realizan elecciones en Berlín, se eligen tanto los diputados para el parlamento del estado como los políticos municipales de los 12 distritos. Para las elecciones municipales, la edad para votar se redujo a 16 en 2006. El número total de escaños del parlamento de Berlín corresponde legalmente a 130, 78 escaños se otorgan en los distritos electorales de acuerdo a la mayoría relativa y los mandatos restantes se otorgan a los partidos de acuerdo con el resultado de la votación a las listas cerradas de los partidos. Aparte de eso, los posibles llamados “escaños superpuestos” tienen un efecto de equilibrio, en caso de presentarse la situación de que, como resultado de los votos del partido, un partido tiene derecho a un menor o mayor número de escaños de lo que logre en los distritos electorales.
Desde el año 2011, en Berlín ha gobernado una gran coalición. Esta era una solución improvisada, ya que fracasaron las conversaciones de coalición entre los socialdemócratas y los Verdes y, en 2011 los resultados de Die Linke fueron insuficientes para continuar con la  coalición roja-roja (dentro de Die Linke, la continuación de esa coalición era, de todos modos, una fuente de disputas internas).
Más de 20 partidos presentaron sus candidaturas. Estaba, sin embargo, claro de antemano que sólo algunos de ellos llegarían al umbral del 5% a nivel estatal y al umbral del 3% a nivel municipal. En el período previo a las elecciones, siete partidos ya fueron el foco de atención: los socialdemócratas (SDP), los conservadores (CDU), los Verdes, Die Linke, los piratas, los liberales (FDP) y la Alternativa para Alemania (AFD). En julio de 2016, las encuestas decían que la CDU no superaría el 20% y el SPD el 25%. Por lo tanto, ya desde el verano, la continuación de esta coalición parecía ya aritméticamente imposible. Además, el alcalde socialdemócrata de Berlín ya no la apoyaba. Él (y la mayoría de los ciudadanos de Berlín) quería que la Gran Coalición llegara a su fin y expresó su apoyo a una coalición roja-verde, sin embargo, cabe mencionar que una coalición roja-verde no alcanza los escaños suficientes para formar una coalición. Esto sería posible sólo con la participación de Die Linke, una alianza roja-roja-verde. En cuanto al tema de las posibles coaliciones, los ciudadanos de Berlín están divididos: sólo el 49% ve esto como una buena solución. Esta baja calificación de aprobación, sin embargo, también podría ser debida al hecho de que esta coalición se compone de tres en vez de dos partidos, que es lo habitual. Coaliciones a tres no son un fenómeno común a nivel estatal o federal en Alemania.
En la campaña electoral la cuestión realmente interesante era, si el AfD sería tan exitoso como lo fue en todas las elecciones estatales anteriores, sobre todo en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, donde logró un 23% (un resultado similar al 24% en Sajonia-Anhalt).

¿Qué temas dominaron la campaña electoral?

Al contrario de otras elecciones de estados en 2015 y 2016, las cuestiones relativas al estado de Berlín dominaron la campaña. Sin embargo, los problemas de la política de refugiados de Berlín son difíciles de separar de la forma en que se manejan a nivel federal. Las fotografías que ilustran la situación desastrosa frente a campos de acogida de refugiados en Berlín – la Oficina Estatal de Salud y Asuntos Sociales (Lageso) – se convirtieron en un símbolo visible de la incapacidad de los conservadores y de su falta de voluntad para poner en práctica la cita de Angela Merkel “Podemos hacerlo”, tanto a nivel estructural como financiero. En un primer momento, el senador responsable de la CDU subestimó la cuestión del registro y la vivienda de los refugiados. Entonces, los centros de refugiados se establecieron sólo en zonas en las que no molestarían a los votantes del partido. En consecuencia, el manejo por parte del partido de estos problemas condujo al Senado a una crisis de legitimidad. Mientras que la sociedad demostró ser abierta, la administración optó por un enfoque restrictivo en el tratamiento del tema de la vivienda para refugiados. Ni el alcalde socialdemócrata, ni el senador del SPD para la integración actuaron de una manera adecuada y responsable. Sin el apoyo de la sociedad civil de Berlín, la incapacidad del Senado y la falta de voluntad de actuar hubieran pesado aún más sobre los hombros de los refugiados. Al mismo tiempo, las obligaciones del gobierno al respecto pasan cada vez más a manos de voluntarios.
Otro tema central en Berlín es la polarización social de la ciudad, a pesar de que el 80% de los ciudadanos de Berlín describen su situación económica como buena y sólo el 19% como mala. Berlín es la ciudad con el segundo mayor número de beneficiarios de prestaciones sociales, una quinta parte de los niños de Berlín viven en la pobreza, la tasa más alta del país. El número de ciudadanos parados de larga duración se ha estancado en el 17,4%, un nivel muy elevado en comparación con el promedio nacional. Al mismo tiempo, el aumento dramático en los niveles de los arrendamientos, especialmente en los distritos céntricos de la ciudad y limítrofes a los "de moda" ha dado lugar a procesos de gentrificación y segregación que se han traducido en una división social y cultural que se está expandiendo en la ciudad y que afectan a cada vez más regiones que se quedan visiblemente atrás. Por lo tanto, no es casualidad que la AfD lograse ganar en uno de los distritos del este de Berlín (que durante mucho tiempo solía ser el hogar de los votantes que aseguraron la supervivencia política de Die Linke), al que los ciudadanos de Berlín ven de esta manera: (“Vayamos al gueto”) tanto a nivel social como cultural. Los procesos de deterioro de zonas van en aumento – no sólo en este distrito – y esto se debe a la afluencia de personas que ya no pueden pagar los altos alquileres en los distritos del centro de la ciudad por sus bajos ingresos. Esto conduce a un aumento de la concentración de personas socialmente desfavorecidas en un área determinada. En los últimos años, este desarrollo ha dado lugar a la aparición de zonas desfavorecidas en las que el senador de la CDU estableció los campos de refugiados en 2015. La indiferencia social o la ignorancia hacia estos desarrollos – también por parte de otros partidos representados en el parlamento estatal – han abierto el camino hacia la propagación de sentimientos de derecha y anti-migrantes. Die Linke ha sido incapaz de combatir esta situación con eficacia. En estas zonas, Die Linke no generó interacciones suficientes con sus seguidores locales. Durante la campaña electoral, Die Linke se concentró en las zonas en las que tenía posibilidades de éxito. La causa subyacente de esto es el problema general de que la izquierda “da de baja” a determinadas regiones (en su mayoría grandes estados), como Sajonia-Anhalt o Mecklemburgo-Pomerania Occidental como “fuera de alcance”. Al hacer esto, la izquierda crea un vacío político que llena posteriormente la AfD.
Los problemas de transporte como el ferrocarril urbano, las dificultades a las que se enfrentan los ciudadanos de Berlín al tratar de obtener citas en las oficinas administrativas para los ciudadanos, el turismo no regulado en los distritos céntricos de la ciudad, así como la gestión insensible de sucesos en la zona urbana y, por último, la interminable historia del aeropuerto de Berlín, son problemas adicionales para Berlín.

¿Cómo evaluar los resultados?

En comparación con el resto de Alemania, nos enfrentamos a una situación única: hay un partido ‘líder’ con poco más del 20% y tres partidos ‘con un índice de aprobación’ de entre el 15 y el 20%. Y está la AfD con un 15% en la capital, una de las metrópolis más importantes del país.
Los socialdemócratas, Die Linke y los Verdes ya habían logrado una mayoría en el pasado, pero nunca fueron capaces de formar una coalición. Por lo tanto, la pregunta ahora es: si va a haber una coalición rojo-rojo-verde en estos momentos, y ¿qué tipo de proyecto lanzará esta coalición? Además, ¿de qué manera este proyecto será determinado por la justicia social, la democracia y la solidaridad?
Según las encuestas realizadas en víspera de las elecciones, entre los temas que eran decisivos para el electorado estaban la justicia social (mencionado por aproximadamente por el 50% de los votantes), la economía y el empleo (aproximadamente el 30%), las escuelas y la educación (aproximadamente el 25%) y los alquileres y viviendas (un escaso 20%).
e hizo campaña contra la derecha en la fase final. Hoff escribe en su análisis que los Verdes ajustaron su campaña electoral, el programa y los candidatos con el fin de estar abiertos a todo tipo de coaliciones de gobierno y por lo tanto concluye que los Verdes serán el socio más difícil en una coalición rojo-rojo-verde (véase Hoff, ibídem.).
Por lo tanto, Die Linke tendrá que convencer a ambos socios de la coalición de crear un proyecto común y hacer de Berlín una metrópolis social, democrática y de mente abierta con el lanzamiento de proyectos y medidas muy específicas.
Die Linke comenzó su campaña preguntando nada menos que “¿A quién le pertenece la ciudad?” y se basó en su competencia básica: La justicia social. El grupo eligió el tema del alquiler y la vivienda como tema central y pidió una mayor atención a la nueva vivienda social asequible, el desarrollo y la defensa de los instrumentos para prevenir el aumento de los alquileres y la protección de los inquilinos ante los procesos de gentrificación, especialmente en los distritos del centro de la ciudad.
La vivienda es un tema central para la izquierda, y debe seguir siéndolo en los próximos años. En 2004, el partido votó en el gobierno rojo-rojo a favor de vender la sociedad de construcción más grande de la ciudad (GSW), que era propietaria de 64.000 apartamentos, como una medida para reestructurar el presupuesto después de la caída del Banco Central de Berlín, lo que constituyó ‘la caída’ de Die Linke. Para los votantes de izquierda, la credibilidad del partido depende de la forma en la que maneje las cuestiones de vivienda y alquiler. Como miembro potencial de una coalición rojo-rojo-verde, Die Linke deberá ahora demostrar que ha hecho progresos en esta cuestión (y otras) y que sus demandas de izquierda son factibles. Esto quiere decir, la cuestión de la vivienda y el alquiler será una especie de prueba de fuego para Die Linke y ésta tiene que demostrar que se ocupa de ello a nivel central y también sobre el terreno.
Los aspectos principales de las demandas de Die Linke son similares a las que el SPD y los Verdes introdujeron en sus programas electorales. Por lo tanto, este tema puede convertirse en uno de los proyectos centrales de esta coalición.
Otro proyecto importante es la rehabilitación de las oficinas administrativas para los ciudadanos. La ciudad debe volver a funcionar bien – estas fueron las palabras de los tres principales candidatos del SPD, los Verdes y Die Linke – y tiene que volver a centrarse en los ciudadanos. Pero se necesita más que eso. El lema ‘Vota a Die Linke y la ciudad será tuya’ (usado en la campaña electoral de Die Linke) tiene que tomar vida. Esto implica que los procesos de toma de decisiones sean accesibles. El viejo proyecto de presupuesto participativo muestra algunas experiencias en este campo. Al final, se trata de redefinir la relación entre la democracia representativa y directa. El hecho de que el gobierno y la administración sean incapaces de facilitar la integración de los refugiados hace que muchos caigan en las redes de la derecha.
Por lo tanto, medidas específicas y sociales de integración para promover la solidaridad activa deberían ser el tercer proyecto en la agenda de esta posible coalición. Berlín tiene la oportunidad de dar forma a la integración social con la ayuda de ciudadanos activos que se han hecho cargo de la gestión de la mayoría de los refugiados desde el verano de 2015, mientras que el estado de Berlín fracasó rotundamente en la realización de esta tarea. Esto significa que la ciudad debe tomar medidas contra el aumento de los recortes en la protección social. Tales recortes socavan la cohesión social, que ofrece asistencia y el apoyo necesario para aquellos que lo necesitan – no importa si son refugiados o beneficiarios de prestaciones sociales desde hace muchos años. Sin embargo, esto significa también que el nuevo Senado deberá estar listo para entrar en conflicto con el Gobierno Federal y movilizar a las personas por sus posiciones políticas.
Si se quiere adoptar una cultura política diferente (desde una perspectiva de izquierda), es especialmente importante establecer estrechos vínculos con la sociedad civil y el gran número de voluntarios. Con el fin de lograr una mayor participación, se pueden utilizar los instrumentos desarrollados por la anterior coalición roja-roja para mejorar la participación de los ciudadanos en los procesos políticos y de decisión. Esto significa que es necesario para Die Linke ser un miembro activo de esta coalición y rectificar su incapacidad para lograr un equilibrio entre los miembros del partido en el gobierno del estado y el propio partido. Por lo tanto, es necesario un impulso activo de la izquierda para crear nuevos instrumentos democráticos. Y es especialmente importante centrarse en aquellas regiones que no están de moda y son atractivas, sino simplemente pobres.
Traducción: José Luis Martínez Redondo