«Por un modelo energético democrático en Europa»

Los temas relacionados con la energía y con el clima están en lo más alto de la agenda política en el año 2015, como se muestra en la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP 21) que se celebrará en París a finales de año y en la estrategia de Energía de la Comisión de Unión la Europea.

Esto representa un reto considerable y una oportunidad para la izquierda europea. Con el fin de contribuir a este debate actual, transform! ha puesto en marcha un grupo de trabajo formado por investigadores y activistas de toda Europa. El taller tuvo su pistoletazo de salida  en Bruselas los días 18 y 19 de abril.
El taller se inició con una presentación a cargo del eurodiputado Neoklis Sylikiotis (GUE/NGL) sobre la estrategia energética de la Unión, hecha pública a través de una comunicación de la Comisión Europea a principios de año. Esta estrategia tiene un triple objetivo: crear una política energética común para aumentar la competitividad y para satisfacer al mercado interior. El marco estratégico de la CE se centra principalmente en la seguridad del suministro de energía y en la creación de un mercado energético competitivo – pero se queda demasiado incompleta con respecto a la pobreza energética. En su forma actual, la estrategia energética de la Unión es un paso más hacia "la mercantilización de la energía en beneficio de los monopolios y las corporaciones multinacionales". La energía es un "bien público social, y debe ser tratado como tal. Una Unión de la Energía debe poner en el centro a los ciudadanos, los consumidores, las comunidades locales y las PYMES [pequeñas y medianas empresas]"- en otras palabras, debe incluir democracia.
Hubo cuatro temas centrales durante el taller de dos días: la emergencia del cambio climático, la transición hacia una energía alternativa, la democracia y la justicia social y los aspectos geopolíticos de la energía en Europa y su vecindario. Se vio muy claro que hacía falta mucha información para poder movilizar a mucha gente a favor de una transición energética genuina que respete el ecosistema – y no dar nada por sentado. Incluso los escenarios presentados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se basan en cifras controvertidas al "cuantificar lo incuantificable", lo que conduce a falsas ideas sobre el cambio climático.
Los datos erróneos que disminuyen los riesgos reales impiden la conciencia colectiva sobre la intensidad de la amenaza a la humanidad, y por lo tanto socavan movilización. Tal movilización pondría en peligro a las compañías eléctricas y a las corporaciones de combustible fósil, en gran parte responsables de la destrucción del medio ambiente. Por tanto, es un tema muy político. El uso de nuestros propios datos, que no se basan en evaluaciones suavizadas sino en resultados científicos auténticos, es un gran reto para los movimientos sociales y las ONG medioambientales, así como para la izquierda. Es una necesidad democrática.
Por otra parte, la izquierda no debe pasar por alto la responsabilidad de las oligarquías internacionales en el cambio climático, ya que existe una gran contradicción entre sus causas (¿quién es responsable de ellas?) y sus efectos (¿quién los sufre?). Un amplio estudio sobre la emisión por clase social sería una herramienta importante en la lucha social contra el cambio climático, y permitiría acercar a los movimientos a favor de la justicia social y a los movimientos de justicia climática. Las cosas se están moviendo en la dirección correcta, como lo demuestra el ejemplo de la campaña anti-fracking Europea. Mientras que los sindicatos estaban al principio dispuestos a apoyar el fracking como una forma de obtener energía más barata y, por tanto, reducir la presión a la baja sobre los salarios, el acercamiento a los movimientos sociales han ayudado a aumentar la conciencia en términos de sus costes sociales y ambientales sobre las comunidades.
Junto con una cultura de diálogo transparente que vaya de abajo hacia arriba, el tema de la democracia es crucial para un programa de transición energética de izquierdas – en cada etapa del proceso, desde la producción a la redistribución. El consumo de energía debe ser considerado como un derecho, y por lo tanto, la lucha contra la pobreza energética debe ser una prioridad. El cambio hacia un modelo energético europeo más democrático, más justo y menos polarizado requerirá una inversión pública masiva – en otras palabras, una fuerte voluntad política. En este sentido, la educación sobre temas como la energía y el cambio climático es de suma importancia.
El grupo de trabajo Akademia de Transform! que se dedica al tema de la energía publicará un libro electrónico poco antes de que inicie la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas prevista para diciembre de 2015, cuyo objetivo es profundizar en los análisis discutidos en el taller. También participará en el foro Alternativas para la Aldea Global, una iniciativa de la "Coalición Clima 21", con el objetivo de reunir activistas, investigadores y ciudadanos a los márgenes de la conferencia de la ONU para discutir temas relacionados con el clima desde una  perspectiva de justicia social y solidaridad internacional.