¿Una Nueva Unión Popular? Observaciones sobre el acuerdo político de la izquierda francesa para un gobierno alternativo

Tras las elecciones presidenciales, en las que Jean-Luc Mélenchon no pasó a la segunda vuelta por sólo 1,2 puntos porcentuales, Verdes, Socialistas y Comunistas formaron una alianza electoral con La France Insoumise para las próximas elecciones legislativas: la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes).

Jean-Luc Mélenchon tardó trece días en alcanzar un acuerdo electoral y político con sus principales competidores de izquierdas. Hace un año, el tema de una alianza de la izquierda ocupó mucho tiempo el debate público sin obtener ningún tipo de logro concreto. La izquierda llegó a la batalla de las elecciones presidenciales de 2022 como si los resultados de la anterior fueran a considerarse como un hecho puramente conjetural. Tanto los Verdes (EELV) como los Socialistas (PS) e incluso los Comunistas (PCF) creyeron que podrían derrocar el lugar central que La France Insoumise (LFI) había alcanzado en la política francesa, sobre todo porque el movimiento había obtenido resultados más bien modestos en los comicios locales. Durante la campaña, Mélenchon había manifestado en numerosas ocasiones su oposición a una alianza con otros socios de izquierdas. El líder de Unión Popular[1] ha considerado que una alianza forjada "en la cumbre de las fuerzas políticas" iría en detrimento de la propuesta política que podría defender en las elecciones, tras años de trabajo en su programa, y creía que era un obstáculo para movilizar masivamente al electorado. Apostó por conseguir una "unión popular", "unidad desde la base" y que atraiga en una fase posterior a los votantes tácticos y de izquierda más moderados.

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Tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales, su estrategia ha resultado bastante exitosa. Por lo tanto, es sorprendente que un acuerdo tan histórico, que reunirá bajo la misma bandera a todas las fuerzas electorales de izquierda por primera vez en la política francesa, pueda alcanzarse tan rápidamente. Sobre todo, después de una violenta campaña política en la que todos los adversarios de Mélenchon le desprestigiaron durante meses, mientras se mantenían fuertes divisiones políticas en cuestiones como la política internacional y europea, el grado de ruptura con el capitalismo, la lucha antirracista y la cuestión de la laicidad.

Un acuerdo para afianzar los resultados de las elecciones presidenciales

Diferentes razones explican que se haya podido alcanzar un acuerdo electoral y político en una negociación que ha durado menos de dos semanas. En primer lugar, la antes discutida centralidad de Jean-Luc Mélenchon (y de su propuesta política) se ha visto validada por el impresionante apoyo que recibió el 10 de abril, en una carrera muy reñida en la que se distanció de Marine Le Pen por sólo 1,2 puntos porcentuales (421.308 votos). Desde una posición de fuerza, la Unión Popular pudo asumir la responsabilidad de llamar a sus antiguos adversarios a la mesa de negociaciones. En segundo lugar, los decepcionantes resultados obtenidos por los Verdes, los Socialistas y los Comunistas los situaron en una posición de debilidad, especialmente en el contexto de una frustración general del electorado de izquierdas, que se enfrentó de nuevo a la misma segunda vuelta Macron-Le Pen. Mientras el PS, el PCF y el EELV se regodeaban en la posibilidad de salvar algunos escaños para las próximas elecciones legislativas, la Unión Popular aprovechó la oportunidad para confirmar su papel central en la izquierda. Condicionó el reparto electoral de los escaños de cualquier posible alianza a un acuerdo político inspirado principalmente en su programa político, así como a la promesa de apoyar a Jean-Luc Mélenchon como próximo Primer Ministro en caso de victoria electoral.

Una aclaración política

El acuerdo político se considera como una potencial coalición legislativa que establecería una cohabitación (refiriéndose a la situación en la que el presidente y la mayoría en el parlamento no comparten la misma afiliación política), siendo el programa de gobierno fijado por la plataforma política de Jean-Luc Mélenchon. La nueva bandera que se comparte, por tanto, en las próximas elecciones se llama la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes).

El acuerdo también define cómo se repartirán los escaños parlamentarios entre los partidos que forman la Nupes, lo que dependerá de los resultados de cada socio en las últimas elecciones presidenciales y del número actual de diputados en la Asamblea Nacional. En las circunscripciones representadas por un diputado de la alianza, ninguno de los otros partidos podrá presentar su propio candidato. Según este acuerdo, LFI presentará candidatos en 360 circunscripciones, los Verdes en unas 100, el Partido Socialista en 70 y el Partido Comunista en 50.

Sin embargo, la principal fuerza del acuerdo sigue siendo política, ya que LFI ha situado su programa en el centro, obligando a los demás partidos a aclarar su posición respecto al grado de ruptura con el neoliberalismo. Por lo tanto, el proceso de unificación no fue a costa del programa. Numerosos miembros socialistas eminentes, como François Hollande, han denunciado públicamente el acuerdo. Yannick Jadot, antiguo candidato presidencial de Los Verdes, se ha mostrado discreto desde el escrutinio y bastante reacio a que su partido se alíe con la izquierda radical. Al llegar a un acuerdo con Jean-Luc Mélenchon, Los Verdes parecen haber renegado de su postura política moderada. En pocas palabras, el acuerdo ha llevado a sus ex-oponentes a aprobar la mayor parte de su plataforma, les ha enfrentado a la presión externa del electorado de izquierdas que mayoritariamente favorece una alianza, les ha expuesto a crisis internas con sus facciones de derechas que se oponían a dicha alianza y ha creado una situación política histórica que podría llevar a un éxito electoral donde hace un mes, el riesgo de que la extrema derecha ganara las elecciones consumía el país.

Una campaña nacional: ¿hacia una tercera vuelta de las elecciones presidenciales?

Por muy controvertido que parezca Jean-Luc Mélenchon, no se puede subestimar su talento estratégico. Para el próximo desafío, ya se ha sacado otro truco de la manga. Llevando a la Nupes a la batalla electoral, el desafortunado candidato a la presidencia se ha empeñado, desde el escrutinio, en lanzar una treta institucional: promover las elecciones legislativas como tercera vuelta de las presidenciales, contando con la frustración de las clases populares y del electorado de izquierdas y con la oportunidad abierta por el acuerdo electoral. Dado que el presidente suele nombrar primer ministro al líder del partido más fuerte de la Asamblea Nacional, Mélenchon ha pedido al pueblo que le "elija primer ministro" votando por una mayoría de diputados de Nupes. Al hacer una campaña nacional en unas elecciones que tradicionalmente se consideran "577 elecciones locales en una sola", espera movilizar a su electorado, conocido por caer en la abstención tras la carrera presidencial. Por primera vez en muchos años, la izquierda radical podría superar su representación marginal en la asamblea nacional e incluso el actual marco institucional antidemocrático podría no ser capaz de confinarla a la posición de una oposición menor. Algunos optimistas sueñan incluso con tener a Jean-Luc Mélenchon como Primer Ministro dentro de unas semanas. Una cosa es segura, la arraigada crisis política en Francia no ha llegado a su fin. Cada nuevo acontecimiento político parece desestabilizar las tendencias y prácticas tradicionales, y todos los actores se enzarzan cada día en una batalla campal respecto a lo que cabe esperar en el futuro inmediato.

Referencia

[1] Es el nombre de la campaña política de Jean-Luc Mélenchon en 2022, así como el nombre de la estrategia propuesta y de la red de activistas reunidos en torno a su candidatura, que reúne a personas ajenas a la Francia Insumisa.

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